miércoles, 17 de febrero de 2010

TERCER DÍA DE RODAJE: 28-12-2009

Para ir abriendo boca, quiero reproducir un diálogo que se llevó a cabo en realidad no sé si ese día o el anterior. Omito los nombres, no por nada, sino porque, os lo creáis o no, no me acuerdo:
-Bueno, vanega, grabando...
-¡Para, para, para, para!
-¿Qué pasa?
-Joder, que se ve un guión ahí en la mesa, al fondo, esparcido.
-Hostia, que fallo. Pues nada, nada, quitadlo...
-Vale...
-Venga, vamos a allá...¡grabando!
-¡Espera! Una cosa...
-Queeee pasaaaa ahooorraaaaaaa...
-Pues que...antes estaba el guión...y ahora...pues ya no. ¿Sabes?
-Sí...claro. Es que no tiene que salir.
-No, ya, si lo entiendo...pero lo que te quiero decir es que...antes estaba. En los demás planos, me refiero. Y en este...no va a estar...
-Ahjá...¡qué putada! ¡La madre que nos parió!
-¿Qué hacemos?
-Pues...no sé...¿qué soluciones le ves?
-Hmmm...ponedlo.
-¿Cómo dices?
-Sí, sí. Pon el guión como estaba. Miradlo en las fotos, y ponedlo.

Efectivamente y sí. En los planos finales del montaje (ya que no había otros, y me pregunto contínuamente por qué) aparece el jodido guión.
Este es, queridos y obesos fagocitadores de fast-cinema, el día de rodaje más diabólico que se ha presenciado en la historia de los rodajes diabólicos; al menos, el peor de nuestros días, por encima de los rodajes de "Lazos", "Regresión", "El tercer sitio", "Inteligencia relativa", "Un mundo gris" e incluso "Érase una vez en el ITA".
Poco a poco, se fue forjando la idea de que esa noche no iba a dormir ni Dios. Es decir, empalmada (como las que se hacen los fines de semana, pero sin alcohol; o sea, nada llevadero). Faltaba más de la mitad del corto por rodar, y teníamos hasta las 12 aprox. para que nos vinieran a buscar para sacarnos de ese antro infernal; eso significaba, que a las 10 teníamos que haber acabado (hay que recoger la puta Cannon y esas cosas que suelen pasar).
Acontecimiento importante: la directora de producción y segunda ayudante de dirección, Berta Comas, recién venida desde Jordiwood (Barcelona, para Generación Z Producciones, donde también reside nuestra directora de fotografía, Leyre Alijarde), sobre las 8 de la tarde. Pero eso no era todos, queridos amigos: su llegada estaría complementada con la llegada de dos cajas de 8 Red Bulls a modo de contrabando necesario para sobrevivir (la cocaína y heroína no lo es todo, queridos yonkis).
Pero hasta esa hora pasaron muchas cosas: desde el reventamiento de miles de fusibles, hasta una AUNTÉNTICA DEPRESIÓN EN MAYÚSCULAS del director y de la actriz. Se empezababa difundir la idea de que era imposible: no se iba a acabar, íbamos a volver todos a casa como habíamos llegado (con algunos DIAS de sueño retrasados, pero bueno...), con material insuficiente para montarlo y poder presentarse como corto.
La solución se presentó en un descanso, en la que había que hacer cambio de vestuario y preparar las nuevas secuencias (entre ellas, una de pánico: la de amor, beso, sexo, sadomasoquismo, o como queráis llamarlo). En ese momento, llegó la Comas ReShuloNah con su furiaH y kOn su HarteH y con suhs RedBulls, KOH. Sendas ayudantes de dirección modificaron el plan de rodaje y el guión técnico, comprimiendo el cojón y medio de planos a los jodidos masters (rodar TODA una secuencia, o casi toda, desde un mismo lado, y luego desde el otro, y cubrirse, esa famosa palabra de la que Ana Montserrat es fan, con pequeños planos) con los que Berta tiene sueños a lo "Gran Lebowski". Una vez preparado todo, se deribó en un método lógico, la solución: organizar turnos de dormir, pues se iba a estar rodando hasta las 10. Con un Red Bull para cada uno (algunos se tomaron 2, y hasta 3, ya que lo necesitaban) se apañaba aquello. Sin descanso, plano por plano (todos los finales).
A las 8 empezó a salir el sol. Aún quedaba tiempo.
Todo se acabó, más o menos, satisfactoriamente. Mauro acabó derrotado, y tuvo que posponer unos planos suyos con diálogo, y otros en los que sólo mira un televisor, para el día de nochevieja.
Se hizo creer a todo el mundo que se había recogido (era fácil engañar: todo el mundo estaba tan reventado que podían creer hasta que Michael Jackson no había muerto y que los dinosaurios había vuelto; por lo tanto, todo el mundo decía a todo el mundo, que en realidad no había mierda por los suelos ni por las paredes, ni cables, ni UN COJÓN DE CACHARROS SIN FREGAR). Y volvimos, todos felices, a Zaragoza. Quién iba a decirlo...

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