viernes, 26 de febrero de 2010
jueves, 25 de febrero de 2010
Ana Esteban es AINOA
Ana Esteban ("Lazos", "Regresión" e "Inteligencia Relativa") encarna a Ainoa, la adolescente que un día se despierta herida en una habitación desconocida. El secuestro ha sido llevado a cabo por Raúl (interpretado por Mauro Moreno, del que, sintiéndolo mucho, no vamos a mostrar ninguna foto, ya que queremos que su aspecto se conserve en secreto hasta el estreno del corto...aunque ya se dé alguna pista en la portada), un psicópata que dice estar obsesionado con ella.
Aquí, Ana en un momento del rodaje.
miércoles, 24 de febrero de 2010
El amigo Timmy
Os presento. Chicos, este es Timmy. Nuestra fuente de consulta ante cualquier duda en el rodaje. Diréis: ¡es un punto en una pared! No. Es un caracol. Tristemente, nunca supimos si estaba vivo o muerto, pero no por ello dejaba de ser un caracol, ¿verdad? Lo encontramos pegado al techo el primer día que llegamos a localizar, y aún estaba en el rodaje, así como en los días de visita para el guión técnico mencionado antes. Era parte del equipo técnico, hacía labores tales como sujetar el techo.
Era un buen caracol. Era Timmy. Murió ante un arrebato violento del director. In nomine patri, et filis...
¿Por qué?
En esta foto, observamos a una de las dos ayudantes de dirección, directora de producción y productora de este corto, y seguramente, de casi todo lo que hemos hecho en esta vida. Su nombre: Berta Comas. Dirigió "Érase una vez en el ITA". Aquí la encontramos en una de las sesiones de guión técnico que organizamos in situm, es decir, en Botorritum, haciendo de doble de Ana Esteban en el personaje de Ainoa. Para que la directora de fotografía Leyre Alijarde y el hombre orquesta Eduardo Pellicer pudieran tener claro el plano, era preciso colocar a una mujer en aquella silla, y la única mujer que había ahí (yo no cuento, ¿vale?) era ella. Pero había que ser lo más realista posible, había que torturarla como tortura Raúl, alias Mauro Moreno, a Ainoa en el corto. Así que, a modo de mordaza, le colocamos este folleto de "Acceso para profesionales" (no es una metáfora, ni un chiste de doble sentido refiriéndonos a nosotros mismos; esto es muy importante, en fin, nunca sabes cuándo vas a necesitar un folleto informativo de estos para...¿para qué era?, ah, si, para acceder a...¿a dónde?, hmmm...no pone dónde, bueno, da igual, para acceder a nosédónde para aquellos que ya se consideren propiamente profesionales, en fin, es importante... Fdo: Woody Allen), para que no puediera hablar en lo que quedaba de día. Acertaron: no funcionó.
miércoles, 17 de febrero de 2010
TERCER DÍA DE RODAJE: 28-12-2009
Para ir abriendo boca, quiero reproducir un diálogo que se llevó a cabo en realidad no sé si ese día o el anterior. Omito los nombres, no por nada, sino porque, os lo creáis o no, no me acuerdo:
-Bueno, vanega, grabando...
-¡Para, para, para, para!
-¿Qué pasa?
-Joder, que se ve un guión ahí en la mesa, al fondo, esparcido.
-Hostia, que fallo. Pues nada, nada, quitadlo...
-Vale...
-Venga, vamos a allá...¡grabando!
-¡Espera! Una cosa...
-Queeee pasaaaa ahooorraaaaaaa...
-Pues que...antes estaba el guión...y ahora...pues ya no. ¿Sabes?
-Sí...claro. Es que no tiene que salir.
-No, ya, si lo entiendo...pero lo que te quiero decir es que...antes estaba. En los demás planos, me refiero. Y en este...no va a estar...
-Ahjá...¡qué putada! ¡La madre que nos parió!
-¿Qué hacemos?
-Pues...no sé...¿qué soluciones le ves?
-Hmmm...ponedlo.
-¿Cómo dices?
-Sí, sí. Pon el guión como estaba. Miradlo en las fotos, y ponedlo.
Efectivamente y sí. En los planos finales del montaje (ya que no había otros, y me pregunto contínuamente por qué) aparece el jodido guión.
Este es, queridos y obesos fagocitadores de fast-cinema, el día de rodaje más diabólico que se ha presenciado en la historia de los rodajes diabólicos; al menos, el peor de nuestros días, por encima de los rodajes de "Lazos", "Regresión", "El tercer sitio", "Inteligencia relativa", "Un mundo gris" e incluso "Érase una vez en el ITA".
Poco a poco, se fue forjando la idea de que esa noche no iba a dormir ni Dios. Es decir, empalmada (como las que se hacen los fines de semana, pero sin alcohol; o sea, nada llevadero). Faltaba más de la mitad del corto por rodar, y teníamos hasta las 12 aprox. para que nos vinieran a buscar para sacarnos de ese antro infernal; eso significaba, que a las 10 teníamos que haber acabado (hay que recoger la puta Cannon y esas cosas que suelen pasar).
Acontecimiento importante: la directora de producción y segunda ayudante de dirección, Berta Comas, recién venida desde Jordiwood (Barcelona, para Generación Z Producciones, donde también reside nuestra directora de fotografía, Leyre Alijarde), sobre las 8 de la tarde. Pero eso no era todos, queridos amigos: su llegada estaría complementada con la llegada de dos cajas de 8 Red Bulls a modo de contrabando necesario para sobrevivir (la cocaína y heroína no lo es todo, queridos yonkis).
Pero hasta esa hora pasaron muchas cosas: desde el reventamiento de miles de fusibles, hasta una AUNTÉNTICA DEPRESIÓN EN MAYÚSCULAS del director y de la actriz. Se empezababa difundir la idea de que era imposible: no se iba a acabar, íbamos a volver todos a casa como habíamos llegado (con algunos DIAS de sueño retrasados, pero bueno...), con material insuficiente para montarlo y poder presentarse como corto.
La solución se presentó en un descanso, en la que había que hacer cambio de vestuario y preparar las nuevas secuencias (entre ellas, una de pánico: la de amor, beso, sexo, sadomasoquismo, o como queráis llamarlo). En ese momento, llegó la Comas ReShuloNah con su furiaH y kOn su HarteH y con suhs RedBulls, KOH. Sendas ayudantes de dirección modificaron el plan de rodaje y el guión técnico, comprimiendo el cojón y medio de planos a los jodidos masters (rodar TODA una secuencia, o casi toda, desde un mismo lado, y luego desde el otro, y cubrirse, esa famosa palabra de la que Ana Montserrat es fan, con pequeños planos) con los que Berta tiene sueños a lo "Gran Lebowski". Una vez preparado todo, se deribó en un método lógico, la solución: organizar turnos de dormir, pues se iba a estar rodando hasta las 10. Con un Red Bull para cada uno (algunos se tomaron 2, y hasta 3, ya que lo necesitaban) se apañaba aquello. Sin descanso, plano por plano (todos los finales).
A las 8 empezó a salir el sol. Aún quedaba tiempo.
Todo se acabó, más o menos, satisfactoriamente. Mauro acabó derrotado, y tuvo que posponer unos planos suyos con diálogo, y otros en los que sólo mira un televisor, para el día de nochevieja.
Se hizo creer a todo el mundo que se había recogido (era fácil engañar: todo el mundo estaba tan reventado que podían creer hasta que Michael Jackson no había muerto y que los dinosaurios había vuelto; por lo tanto, todo el mundo decía a todo el mundo, que en realidad no había mierda por los suelos ni por las paredes, ni cables, ni UN COJÓN DE CACHARROS SIN FREGAR). Y volvimos, todos felices, a Zaragoza. Quién iba a decirlo...
-Bueno, vanega, grabando...
-¡Para, para, para, para!
-¿Qué pasa?
-Joder, que se ve un guión ahí en la mesa, al fondo, esparcido.
-Hostia, que fallo. Pues nada, nada, quitadlo...
-Vale...
-Venga, vamos a allá...¡grabando!
-¡Espera! Una cosa...
-Queeee pasaaaa ahooorraaaaaaa...
-Pues que...antes estaba el guión...y ahora...pues ya no. ¿Sabes?
-Sí...claro. Es que no tiene que salir.
-No, ya, si lo entiendo...pero lo que te quiero decir es que...antes estaba. En los demás planos, me refiero. Y en este...no va a estar...
-Ahjá...¡qué putada! ¡La madre que nos parió!
-¿Qué hacemos?
-Pues...no sé...¿qué soluciones le ves?
-Hmmm...ponedlo.
-¿Cómo dices?
-Sí, sí. Pon el guión como estaba. Miradlo en las fotos, y ponedlo.
Efectivamente y sí. En los planos finales del montaje (ya que no había otros, y me pregunto contínuamente por qué) aparece el jodido guión.
Este es, queridos y obesos fagocitadores de fast-cinema, el día de rodaje más diabólico que se ha presenciado en la historia de los rodajes diabólicos; al menos, el peor de nuestros días, por encima de los rodajes de "Lazos", "Regresión", "El tercer sitio", "Inteligencia relativa", "Un mundo gris" e incluso "Érase una vez en el ITA".
Poco a poco, se fue forjando la idea de que esa noche no iba a dormir ni Dios. Es decir, empalmada (como las que se hacen los fines de semana, pero sin alcohol; o sea, nada llevadero). Faltaba más de la mitad del corto por rodar, y teníamos hasta las 12 aprox. para que nos vinieran a buscar para sacarnos de ese antro infernal; eso significaba, que a las 10 teníamos que haber acabado (hay que recoger la puta Cannon y esas cosas que suelen pasar).
Acontecimiento importante: la directora de producción y segunda ayudante de dirección, Berta Comas, recién venida desde Jordiwood (Barcelona, para Generación Z Producciones, donde también reside nuestra directora de fotografía, Leyre Alijarde), sobre las 8 de la tarde. Pero eso no era todos, queridos amigos: su llegada estaría complementada con la llegada de dos cajas de 8 Red Bulls a modo de contrabando necesario para sobrevivir (la cocaína y heroína no lo es todo, queridos yonkis).
Pero hasta esa hora pasaron muchas cosas: desde el reventamiento de miles de fusibles, hasta una AUNTÉNTICA DEPRESIÓN EN MAYÚSCULAS del director y de la actriz. Se empezababa difundir la idea de que era imposible: no se iba a acabar, íbamos a volver todos a casa como habíamos llegado (con algunos DIAS de sueño retrasados, pero bueno...), con material insuficiente para montarlo y poder presentarse como corto.
La solución se presentó en un descanso, en la que había que hacer cambio de vestuario y preparar las nuevas secuencias (entre ellas, una de pánico: la de amor, beso, sexo, sadomasoquismo, o como queráis llamarlo). En ese momento, llegó la Comas ReShuloNah con su furiaH y kOn su HarteH y con suhs RedBulls, KOH. Sendas ayudantes de dirección modificaron el plan de rodaje y el guión técnico, comprimiendo el cojón y medio de planos a los jodidos masters (rodar TODA una secuencia, o casi toda, desde un mismo lado, y luego desde el otro, y cubrirse, esa famosa palabra de la que Ana Montserrat es fan, con pequeños planos) con los que Berta tiene sueños a lo "Gran Lebowski". Una vez preparado todo, se deribó en un método lógico, la solución: organizar turnos de dormir, pues se iba a estar rodando hasta las 10. Con un Red Bull para cada uno (algunos se tomaron 2, y hasta 3, ya que lo necesitaban) se apañaba aquello. Sin descanso, plano por plano (todos los finales).
A las 8 empezó a salir el sol. Aún quedaba tiempo.
Todo se acabó, más o menos, satisfactoriamente. Mauro acabó derrotado, y tuvo que posponer unos planos suyos con diálogo, y otros en los que sólo mira un televisor, para el día de nochevieja.
Se hizo creer a todo el mundo que se había recogido (era fácil engañar: todo el mundo estaba tan reventado que podían creer hasta que Michael Jackson no había muerto y que los dinosaurios había vuelto; por lo tanto, todo el mundo decía a todo el mundo, que en realidad no había mierda por los suelos ni por las paredes, ni cables, ni UN COJÓN DE CACHARROS SIN FREGAR). Y volvimos, todos felices, a Zaragoza. Quién iba a decirlo...
martes, 16 de febrero de 2010
SEGUNDO DÍA DE RODAJE: 27-12-2009
Lo dicho. No se trata de un segundo día de rodaje. En realidad, se trata de una gran, uniforme y densa masa de rodaje, dividida en, llamémosle, descansos, en su mayoría comprendidos de siete de la mañana (del día siguiente, by the way) hasta las 12 del mediodía, esa hora en la que, o bien se come, o bien se va a misa. Yo, para mayor información del lector, no hago ni lo uno ni lo otro. Y así he salido. Por ello no puedo cagarme en la religión. No como.
Bien. El equipo se despertó a las 12 del mediodía (de hecho, hubo un pre-levantamiento, y no precisamente militar, en el que Justo Alijarde, dueño del garito nazi, llegó a la casa para: 1) traernos provisiones, como termalgines y tal, y 2) comprobar que su garito estaba en orden. como no lo estaba, se fue, y nos dejó a merced de un dios superior: la mala suerte). Los primeros, los que dormían a sus anchas en el salón: el director y el productor/cámara, a los que les sonó el móvil a ritmo de "La Comunidad". Tras dirigirse a la habitación donde dormía el resto del equipo bajo un espeso olor a MUERTO, los intentaron despertar. Respuestas, se reproducen a continuación: insultos, gritos, peluches lanzados a la cabeza y gruñidos...sólo por parte de los tres o cuatro que los escucharon.
Cuando se consiguió poner a la peña en marcha, se recordó que sólo se habían rodado las escenas del baño (es decir, ni un tercio del corto), y que en dos días se tenía que rodar una escena desde un exterior y todo el resto, en la habitación, llamada en este blog a partir de ahora, del pánico.
Por la mañana, sólo se rodó esa escena, en la que el personaje de Raúl, en un ataque violento, estampa una bandeja contra una mesa. Por su puesto, esa escena de diez segundos, que finalmente nos llevó toda la mañana, no está en el montaje final, por supuesto.
Después de comer arroz a la cubana, en unos platos de plásticos derretidos por el calor del huevo frito, y una espesa argamasa de croquetas reventadas y quemadas (a partir de aquel día, ese plato pasa a formar parte de la gastronomía corriente de Botorrita), se comenzó a rodar (échale las 5 o las 6 de la tarde) en la habitación del pánico. Había que rodar todas las escenas en las que Ainoa estaba atada a la silla, y además ensangrentada, en esa tarde y en el único día que quedaba. Un martirio, en definitiva.
Los primeros diálogos entre Raúl y Ainoa, los primeros lloros, los primeros auxilios...
El resto del día transcurrió sin novedad. Algo más tarde que los Lunnis, nos fuimos a la camita a eso de las siete de la mañana del día siguiente, como ya habíamos hecho el día anterior. Nadie se imaginaba la que se nos echaba encima...
Bien. El equipo se despertó a las 12 del mediodía (de hecho, hubo un pre-levantamiento, y no precisamente militar, en el que Justo Alijarde, dueño del garito nazi, llegó a la casa para: 1) traernos provisiones, como termalgines y tal, y 2) comprobar que su garito estaba en orden. como no lo estaba, se fue, y nos dejó a merced de un dios superior: la mala suerte). Los primeros, los que dormían a sus anchas en el salón: el director y el productor/cámara, a los que les sonó el móvil a ritmo de "La Comunidad". Tras dirigirse a la habitación donde dormía el resto del equipo bajo un espeso olor a MUERTO, los intentaron despertar. Respuestas, se reproducen a continuación: insultos, gritos, peluches lanzados a la cabeza y gruñidos...sólo por parte de los tres o cuatro que los escucharon.
Cuando se consiguió poner a la peña en marcha, se recordó que sólo se habían rodado las escenas del baño (es decir, ni un tercio del corto), y que en dos días se tenía que rodar una escena desde un exterior y todo el resto, en la habitación, llamada en este blog a partir de ahora, del pánico.
Por la mañana, sólo se rodó esa escena, en la que el personaje de Raúl, en un ataque violento, estampa una bandeja contra una mesa. Por su puesto, esa escena de diez segundos, que finalmente nos llevó toda la mañana, no está en el montaje final, por supuesto.
Después de comer arroz a la cubana, en unos platos de plásticos derretidos por el calor del huevo frito, y una espesa argamasa de croquetas reventadas y quemadas (a partir de aquel día, ese plato pasa a formar parte de la gastronomía corriente de Botorrita), se comenzó a rodar (échale las 5 o las 6 de la tarde) en la habitación del pánico. Había que rodar todas las escenas en las que Ainoa estaba atada a la silla, y además ensangrentada, en esa tarde y en el único día que quedaba. Un martirio, en definitiva.
Los primeros diálogos entre Raúl y Ainoa, los primeros lloros, los primeros auxilios...
El resto del día transcurrió sin novedad. Algo más tarde que los Lunnis, nos fuimos a la camita a eso de las siete de la mañana del día siguiente, como ya habíamos hecho el día anterior. Nadie se imaginaba la que se nos echaba encima...
jueves, 4 de febrero de 2010
Entredormida
Resulta curioso, y me sorprendo a mí mismo dividiendo el rodaje en días, cuando en realidad lo debería estar haciendo en periodos de DORMIR/NO DORMIR. Por el primer día de rodaje debemos de entender que comprende de las ocho de la mañana que llegamos a ese antro, hasta las siete de la mañana del día siguiente, sábado (sí, sí, esa hora típica a la que nos suena el despertador a todos para dirigirnos a otro antro igual de aterrador llamado instituto, en sus días normales). Bueno, pues a esa hora nos fuimos todos a la cama. Rodamos todas las escenas del cuarto de baño (las de mayor nivel de emoción incluidas). Para ese momento, el sentimiento de que no llegábamos ni aunque viniesen Leonor Bruna y Nacho Lasierra (liderados por Jacobo, claro está), todos juntos a meter prisa. La solución fue fácil:
-De aquí no se mueve ni vuestra Santa Madre hasta que no se hayan terminado las secuencias del baño.
-Oye, pero yo no estoy haciendo nada...
-(LEVANTANDO EL TRÍPODE EN ALTO) Perdona, ¿decías?
Y así fue. A las siete y pocos minutos de la mañana cortamos con alicates los alambres que muchos (no todos, entre ellos yo no) se habían puesto en los párpados para sujetarlos a su frente y no dormirse.
Tenemos una casa que para sólo tener una planta es relativamente amplia. Pero...¿dónde íbamos a dormir? Sólo había dos habitaciones con espacio para ello (salón y un dormitorio; baño, descartado, puedes soñar con el rodaje y no descansas; habitación donde se desarrolla casi todo el corto...qué estaba diciendo?; despensa, no es recomendable, las neveras se apagan solas y hay unas cuantas manadas de arañas con mucha hambre de carne cinematográfica). ¿Solución? Es lógica, no hay que pensar mucho. Todo el mundo sabe que si hay doce personas en esa casa, y se tienen que repartir entre un ampliom salón y un dormitorio chiquitito, lo más lógico es que duerman diez personas en el dormitorio (en sacos de dormir, y diespuestos por el suelo...los de la parte de abajo, porque hubo unos que les tocó dormir encima de los demás, como cuando pones cojón y medio de salchichas en una barbacoa) y las dos restantes en el salón (una en el sofá y otra en el suelo, claro está). ¿Sabes o no? Pues eso. Que está cantado, y como dijo aquel músico que se coló en la presentación de Regresión: "El que no lo entienda, es que es tonto".
-De aquí no se mueve ni vuestra Santa Madre hasta que no se hayan terminado las secuencias del baño.
-Oye, pero yo no estoy haciendo nada...
-(LEVANTANDO EL TRÍPODE EN ALTO) Perdona, ¿decías?
Y así fue. A las siete y pocos minutos de la mañana cortamos con alicates los alambres que muchos (no todos, entre ellos yo no) se habían puesto en los párpados para sujetarlos a su frente y no dormirse.
Tenemos una casa que para sólo tener una planta es relativamente amplia. Pero...¿dónde íbamos a dormir? Sólo había dos habitaciones con espacio para ello (salón y un dormitorio; baño, descartado, puedes soñar con el rodaje y no descansas; habitación donde se desarrolla casi todo el corto...qué estaba diciendo?; despensa, no es recomendable, las neveras se apagan solas y hay unas cuantas manadas de arañas con mucha hambre de carne cinematográfica). ¿Solución? Es lógica, no hay que pensar mucho. Todo el mundo sabe que si hay doce personas en esa casa, y se tienen que repartir entre un ampliom salón y un dormitorio chiquitito, lo más lógico es que duerman diez personas en el dormitorio (en sacos de dormir, y diespuestos por el suelo...los de la parte de abajo, porque hubo unos que les tocó dormir encima de los demás, como cuando pones cojón y medio de salchichas en una barbacoa) y las dos restantes en el salón (una en el sofá y otra en el suelo, claro está). ¿Sabes o no? Pues eso. Que está cantado, y como dijo aquel músico que se coló en la presentación de Regresión: "El que no lo entienda, es que es tonto".
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